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Reflexionemos sobre los centros de datos

En un momento en el que se acaba de anunciar una alianza financiera vasca para dar un fuerte impulso público-privado a la industria, la clave está en fijar con claridad el rumbo a tomar por la industria vasca. Esta semana se ha anunciado el germen de un fondo de inversión vasco con grandes titulares: 1.000 millones de euros de inversión pública con el objetivo de traccionar una inversión privada de otros 3.000 millones de euros. Estamos de acuerdo con este paso, pero tenemos que decirlo: hemos perdido mucho tiempo y todavía estamos en los titulares, cuando deberíamos estar leyendo ya la letra pequeña.

Parece que podemos estar en el inicio de un cambio de paradigma. Al menos, sí parece que en los partidos del Gobierno hay una pulsión por empezar a recorrer un nuevo camino. Hasta ahora, a quienes proponíamos esto se nos ha respondido que este no es un país comunista. Recordemos que los instrumentos financieros que se quieren articular ahora estaban ahí, que la propuesta de crear un fondo vasco ha estado sobre la mesa por lo menos desde el primer mandato de Urkullu, y hasta ahora no se ha hecho absolutamente nada. Ahora estamos recuperando el tiempo perdido en unas condiciones económicas más difíciles de lo que nos gustaría, en una época en la que la incertidumbre económica es la mayor de la historia.

Faltan detalles, la letra pequeña: ¿Cómo se articularán los diferentes instrumentos financieros públicos y privados? ¿Qué garantías se ofrecerán a las EPSV para poder invertir parte de los ahorros de la ciudadanía en la industria? Etcétera. Pero, sobre todo, falta aclarar en qué queremos invertir, qué rumbo queremos darle a la industria vasca. El Gobierno vasco ha encargado a una consultora la elaboración de su plan industrial. Llama la atención, y es preocupante, que el Gobierno vasco no tenga capacidad para elaborar su propio plan industrial y pida a una consultora que haga ese trabajo. ¿No tiene la SPRI capacidad para marcar el rumbo? Sin negar que recurrir a conocimiento externo pueda ser interesante, que lo es, esa falta de capacidad desde lo público es indicativa de algo, es la consecuencia de la falta de una política industrial, esa que no se ha hecho en los últimos años. El Gobierno vasco ha entendido que no le correspondía un rol activo, ni mucho menos participar en la propiedad de las empresas, ni dirigir la innovación tecnológica, y esto ha tenido consecuencias negativas para las capacidades de la administración.

En pleno debate sobre el rumbo que debe tomar la industria vasca, quiero poner el acento en la industria de datos. Concretamente, en dos proyectos que están sobre la mesa, los dos en tierras alavesas. El primero, denominado Bilbao-Arasur Data Center Campus, promovido por Merlin Properties junto a Edge Energy. Tendría una capacidad de 300 MW y sería el mayor centro de datos del Estado. A pleno rendimiento, tendría un consumo de energía anual de 2.628 GWh. Para conocer su dimensión, aquí algunos datos comparativos:

  • Para producir 2.628 GWh con centrales fotovoltaicas habría que instalar alrededor de 1,6 GW; es decir, 32 centrales de 50 MW (todas las que Solaria proyectaba en Araba y más).

  • El consumo total de energía en Mercedes-Gasteiz ronda los 200 GWh anuales, de los que la mitad son electricidad y la otra mitad gas natural.

  • El consumo total de energía del Grupo Fagor (teniendo en cuenta las plantas de todo el mundo) es de 600 GWh anuales, de los cuales 450 GWh son de electricidad.

  • El consumo eléctrico de Araba ronda los 3.000 GWh anuales; es decir, con el centro de datos Bilbao-Arasur Data Center Campus casi se duplicaría el consumo eléctrico en Araba.

Por detrás viene un segundo proyecto, de Solaria, que tendría una capacidad de 225 MW. No obstante, Solaria pretende implantar 825 MW en total en centros de datos en la Comunidad Autónoma Vasca, la mayoría en Araba, previsiblemente. De materializarse la mitad de lo anunciado, sumando el proyecto Bilbao-Arasur Data Center Campus, se triplicaría el consumo eléctrico alavés. El lehendakari Pradales hizo las siguientes declaraciones en el acto de inauguración del primer edificio del proyecto Bilbao-Arasur Data Center Campus:

Euskadi es una ubicación geoestratégica en el Eje Atlántico, pues es punto de llegada de grandes cables digitales transoceánicos, lo que proporciona una muy baja latencia para las comunicaciones digitales. Este centro de datos es un paso importante en el proceso de transformación tecnológica y digital y en el impulso de nuevas infraestructuras para la economía del dato, poniendo además la sostenibilidad en el centro. Este data center de Arasur supone una apuesta a largo plazo, que dará servicios punteros para almacenar, procesar y gestionar la información digital y supone un paso importante en el proceso de transformación tecnológica y digital y en el impulso de nuevas infraestructuras para la economía del dato.

Nuestra opinión es muy diferente: estos centros de datos de hiperescala darán servicio a grandes empresas tecnológicas. Como bien dijo el lehendakari, gracias al cable de alta capacidad que llega a Sopela desde Estados Unidos, los grandes BigTech aprovecharán estos centros de datos para realizar el procesamiento de datos que requiere la Inteligencia Artificial. Por tanto, ¿qué es lo que deja esta industria de datos en nuestro país?

  • Un consumo energético desproporcionado que condicionará por completo la transición de nuestro sistema energético, lo que supone un gran paso atrás en la soberanía energética teniendo en cuenta las limitaciones de nuestro territorio para la expansión de energías renovables.

  • Un obstáculo para la descarbonización de nuestra industria, ya que tenemos la red eléctrica saturada, nos falta potencia y necesitamos más potencia (cuanto antes) para que las empresas puedan electrificar sus procesos de fabricación. Estos centros de datos vienen a ocupar una red eléctrica que es escasa con una actividad económica que genera muy poco empleo (unos 170 puestos de trabajo en Bilbao-Arasur Data Center Campus). La cuenta es sencilla: Mercedes, consumiendo 13 veces menos, genera unos 6.000 empleos directos (además de los indirectos).

  • La ocupación de un suelo industrial que es escaso (60.000 metros cuadrados para el Bilbao-Arasur Data Center Campus y 50.000 para el proyecto de Solaria) creando muy pocos empleos. Si disponemos de poco suelo industrial, lo que hay que priorizar es la industria manufacturera.

  • Son infraestructuras que no aportan nada a nuestro desarrollo tecnológico, ni al de Euskal Herria, ni al de Europa. Por el contrario, acentúan nuestra dependencia respecto a las grandes compañías tecnológicas porque territorializamos la infraestructura que necesitan (y su consumo energético). Estos BigTech, con nuestros datos, han acumulado más poder que nunca y ahora se han puesto al servicio de una estrategia reaccionaria global, hasta el punto de amenazar a la propia Europa.

  • Estos centros de datos tributarán aquí, cierto, pero el análisis coste-beneficio no deja lugar a dudas: estos centros suponen un gran problema para nuestro país desde un punto de vista energético (desde la perspectiva territorial y ecológica, por lo tanto), industrial y tecnológico.

Precisamente, a través de la colaboración público-privada estamos construyendo centros de datos a otra escala para almacenar y procesar nuestros datos, los que generan nuestra Administración y nuestras empresas. Ahí está la iniciativa ADI Data Center, que ya tiene en marcha un centro de datos en Abanto y va a construir otro en Arrasate. Sin embargo, sus dimensiones no tienen nada que ver con los anteriores: el de Abanto es de 2 MW y el de Arrasate, de 3 MW.

Solaria se merece un comentario aparte. En los últimos años hemos escuchado por su parte mensajes a favor de la transición energética de nuestro país tratando de explicar las bondades de los parques fotovoltaicos que proyectaba, pero luego hemos descubierto que tiene un negocio complementario, y que vincula a uno con el otro: producir electricidad barata para alimentar sus centros de datos. Ese es el puzzle completo, y recientemente lo han explicado sin complejos:

La solución de Solaria ofrece una mayor rentabilidad para los centros de datos, gracias a un ahorro significativo en sus costos de electricidad. Solaria cuenta con un portfolio energético superior a los 3 GW operativos y en construcción, adicionalmente cuenta con 1,1 GW con autorizaciones, y una infraestructura eléctrica privada que abarca casi 1.000 kilómetros de redes, 97 subestaciones y 70 plantas fotovoltaicas.

¿Qué gana este país con Solaria? En la transición energética damos un paso atrás (ya que multiplicamos el consumo) con la ocupación de grandes extensiones de terreno (muchas, de alto valor agrológico), obstaculizamos la descarbonización de nuestra industria al ocupar la red eléctrica de transporte y apenas creamos puestos de trabajo al tiempo que ponemos nuestro escaso suelo industrial al servicio de los grandes BigTech. Es inadmisible.

Se necesita una visión crítica a la hora de fijar el rumbo de la industria vasca. Y el Gobierno vasco, al menos de momento, le ha puesto la alfombra roja a un problema. La propia Comisión Europea está tratando de impulsar un nuevo rumbo porque es consciente de que la soberanía tecnológica se ha convertido en una cuestión de supervivencia .

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